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10/9/2015

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A las 09:33 a.m. del miércoles 10 de octubre de 2012 recibí un correo con el siguiente mensaje: “Buenos días Francisco: Te contacto para una entrevista de trabajo. Favor llamarme cuando tengas oportunidad […]. Fuiste recomendado por la universidad”.

Luego de llamar al número que me indicaba el correo conversé con la persona que me contactó, la llamada se colgó y respondí el mensaje a las 9:41 con lo siguiente: “Buenos días […] Disculpe, se cortó la llamada, me interesaría saber de qué es la vacante y espero su confirmación para mañana”.

“Hola. Es un proyecto nuevo de un grupo editorial. Medio digital, redes sociales, internet, etc. Estamos buscando a un estudiante con talento que si es bueno, pueda crecer con el proyecto. Si estás interesado, puedo mañana a las 9:30 a.m. aquí en mi oficina”, fue la respuesta que recibí a las 10:07 a.m.
Al día siguiente me reuní en la oficina de esta persona. Durante la entrevista me tocó contestar preguntas habituales que se hacen a la hora de elegir a un colaborador en un nuevo trabajo, como hablar sobre mi experiencia en periodismo digital, los conocimiento en redes sociales y en haber administrado las cuentas de la Universidad Latina de Panamá y el canal deportivo TVMax, pero además hubo una pregunta que recuerdo muy claramente y fue: ¿hablas inglés? a lo que respondí con una sonrisa: no. Les parecerá esto algo poco interesante, pero en ese momento sabía que esa respuesta podía ser el sello de la entrevista.

Cuando estaba en clases mis profesores hacían mucho énfasis en que para encontrar la verdad yo debía iniciar con decir la verdad, es por ello que aunque sabía que la respuesta me podría poner en desventaja con los otros candidatos, una persona que estaba por iniciar un proyecto para mejorar la realidad valoraría más un joven honesto con talento, que uno con talento que hablará inglés, pero en quien no podía confiar. Lección 1: Para destacar tan solo basta con decir la verdad. Elegí decir la verdad y aunque sentí que el no saber inglés era desventaja, recuerdo que decirla acompañada de una sonrisa fue una forma de transmitirla más fácil para que fuera asimilada.


Antes de salir de la reunión, en la que confieso me sentí muy cómodo, por el don de gente, carisma y alegría que proyectaba el abogado Ricardo Lombana, quien me entrevistó, recuerdo haber preguntado cómo consiguió mi contacto y su respuesta fue que encontró mi hoja de vida en el portal de la bolsa de trabajo de mi universidad, y que la ausencia de faltas ortográficas le llevó a contactarme. Para quienes estudiamos comunicación o periodismo esto es muy grato saberlo y gracias a eso me retiré muy contento y animado, además de llevarme la segunda lección:  Las oportunidades fueron creadas para aprovecharlas. ¿Por qué les digo esto? porque en la inducción que dieron en mi primer cuatrimestre en la universidad comentaron que en la web había un sección de la bolsa de trabajo, en el que se podía subir la hoja de vida, para que las empresas al ingresar vieran nuestro perfil y nos contrataran. Al saberlo no dudé en llenar el formulario con mis datos, sin la intención de trabajar en el momento, porque acababa de iniciar los estudios, pero teniendo presente que era una oportunidad que podía abrir algunas puertas, tal como sucedió.

Pasaron varias semanas, tuve que realizar unas pruebas, tener una entrevista con otro de los directivos del proyecto, aprender a usar un sistema de envío masivo y finalmente en marzo de 2013 firmo contrato como periodista y administrador del medio digital Al Grano Panamá, que en su primera fase era un resumen de noticias, glosas y caricaturas de los periódicos locales. El reto era grande, pero confiaba en que podría crecer y superarlo. Siempre he tenido mucha confianza en mis capacidades, pero sobre todo me he sentido con la necesidad de no dejar de aprender.

Durante el primer año el objetivo era dar a conocer el proyecto, crear, planificar y desarrollar las ideas y estrategias para lograr que un buen número de usuarios se suscribieran, que el envío llegara a tiempo y que el público joven consumiera este producto. Sin duda avanzamos, logramos varios de los objetivos, pero aún el tema del tiempo y de que el envío fuera regular demoró unos cuantos meses más; en octubre de 2014 se integró al equipo Ricardo Rodriguez, un técnico maravilloso, que con unas cuantas pruebas, en un par de meses logró resolver lo que hasta ahora era nuestra debilidad: tener un envío a tiempo y regular. 

Paralelo a la integración del técnico empezamos a incluir algunos contenidos propios, lo que daba un valor agregado al envío con espacios como #JovenDestacado, #EspecialdelaPatria, #EnExclusiva, #EdiciónEspecial, además de alianzas con otros medios, lo que permitió que arrancáramos el 2015 con mejor contenido y más de siete mil suscriptores. Con estos espacios pude entrevistar maravillosas personas y dar a conocer sus historias como el caso del corredor panameño Alonso Edward, la campeona mundial de boxeo amateur Atheyna Bylon, el triatleta Billy Gordón, Corina Rueda la joven activista que representó a Panamá en el Primer Foro Global de Políticas de Juventud, el líder juvenil Alejandro Chevalier, el actor principal de Historias del Canal Iván González, el estadista Richard Morales, el nadador olímpico Manuel González; entre otras figuras, en su mayoría jóvenes, que aportan al país.

Este ha sido uno de los mejores años de mi vida, pero en este mismo año pasó algo un tanto inesperado, el 14 de agosto me tocó publicar un anuncio importante: “Por este medio se les informa que el último envío del boletín de noticias, columnas y demás emisiones de Al Grano Panamá, se tiene programado para hoy viernes 14 de agosto de 2015. Agradecemos su colaboración y respaldo a este proyecto que por dos años y cinco meses compartió con ustedes, a través de la tecnología, los contenidos más relevantes sobre Panamá y el mundo”.

En mi caso fueron varias las ofertas que rechacé por estar en este proyecto, porque siempre puede percibir la calidad de personas con las que trabajaba, aunque en ocasiones la remuneración económica podía ser mayor que la que tenía, en Al Grano además sentía que podía aportar a mejorar la realidad, a construir una mejor sociedad y a proyectar buenas ejemplos que servirían de modelos para esas personas que en algún momento abrían sus correos y leían la historia; pero sin duda para cualquiera el quedar sin trabajo es algo incierto, es una etapa en la que te preguntas qué sigue, a donde debo ir, cómo sé qué es lo mejor. Esta y otras mil preguntas invadieron mis pensamientos, pero dejé que todo fluyera, comprendí que había culminado una etapa y que había que pasar a un nuevo nivel; y me propuse celebrarlo, me propuse aceptar lo que venía. 

A los días asistí a la feria del libro y me propuse hacer la segunda mejor inversión que he hecho en mi vida, después de haber estudiado una Licenciatura en Periodismo. Junto a un grupo de amigos, a quienes seguro conocerán en próximos escritos, salí de la feria con 56 ejemplares, en su mayoría de liderazgo y desarrollo de las habilidades. En septiembre dediqué mucho tiempo a leer para crecer intencionalmente, además de a ejercitarme y prepararme pensando en que un reto gigante está por llegar.

Hoy, a un día antes de cumplir los tres años de ese primer contacto con quienes me invitaron a formar parte de este proyecto, quiero agradecer a Dios la oportunidad, a ellos la invitación y a cada uno de ustedes por toda la confianza brindada y enseñanzas transmitidas, en este tiempo. Realmente estoy muy contento por lo grato y enriquecedor que ha sido esta experiencia y culmino compartiendo esta tercera gran lección: No importa donde o cuando hayamos nacido, la vida se ha encargado de llevarnos a un mismo lugar, en un determinado momento y nos ha permitido conocernos. El conocerles me lleva a recordar lo realmente importante en la vida, y es que todos estamos conectados; por esto es importante que seamos mejores seres humanos, que crezcamos constantemente, para vivir en una mejor sociedad y luego en la eternidad. 

Es momento que lo que fue sembrado como un grano de frutos, que esa semilla germine y empiece a traspasar lo que le ha sido prestado, por ello hoy tengo el anhelo de certificarme como orador, para transmitirles todo lo que aprenda, además de compartir desde espacios como #LaColumnadePacoworking.

Por: Francisco Franco Porras
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